La Cueva de las Lechuzas se encuentra en las faldas de la cordillera "La Bella Durmiente", en el Parque Nacional de Tingo María, aproximadamente a unos 6.5 kilómetros del centro de Tingo María. Es una gran gruta de piedra que alberga una impresionante y hermosa colonia de aves, murciélagos, réptiles e insectos. La más famosa de esas aves es el guácharo, mal llamado "lechuza" por los lugareños y que dio su nombre a la cueva.
El guácharo o "lechuza" es un ave nocturna que vive en el interior de profundas cavernas y navega por ecolocación (emite sonidos en su entorno e interpreta los ecos que generan los objetos a su alrededor), como los murciélagos o los delfines. Llega a medir hasta 50 centímetros y es de color marrón con manchas blancas y negras. Sale de las cuevas de noche para buscar su comida, principalmente frutos y semillas. La palmera de pijuayo y el yutubanco constituyen su dieta favorita. El sonido que emite al volar llena la caverna al atardecer.
Hasta hoy solamente se ha llegado a explorar 400 metros del complejo pero se desconoce si tiene una salida o a cuántos metros se encontraría el final de la gruta. En la primera parte de la cueva, se puede observar una enorme cantidad de estalactitas y estalagmitas con variadas formas. En la segunda parte, se pueden observar enormes pero inofensivas arañas, murciélagos y diversos artrópodos.
Al subir las escaleras fuera de la cueva ya se empieza a escuchar la bullosa fauna que la puebla. Poco a poco se descubre la entrada y el sonido se vuelve más fuerte e impresionante. Al adentrarse en la cueva, se sigue un camino de madera que deambula entre formaciones rocosas. Al levantar la cabeza se pueden observar numerosas estalactitas. Se recomienda no voltear y mirar hacia la entrada de la cueva hasta llegar a la primera plataforma (después de subir unas escaleras). Una vez allá se puede por fin voltear y gozar de una visión única de la entrada de la cueva y del paisaje de selva que le hace frente. Una experiencia única !
Se recomienda llevar una linterna para poder apreciar mejor las formaciones rocosas de la cueva. Evitar gritar o molestar de cualquier manera a la fauna de la cueva.
Después de la visita se puede bañar en un pequeño manantial ubicado poco después de la entrada, antes de la cueva. Sus aguas son agradablemente limpias y refrescantes. Una delicia !