Cuentan los antiguos pobladores que un joven llamado Cuynac, atravesando la selva de Huánuco se encontró con una jovencita, quien era la princesa Nunash, los dos llegaron a enamorarse, y construyeron una mansión cercana a Pachas, a la cual le puso el nombre de Cuynash en honor de su amada.
La pareja vivió feliz por un tiempo rodeado de servidores y vasallos, pero esta felicidad llegaría a durar muy poco.
Un día llegó el padre de la princesa Amaru convertido un monstruo en forma de culebra. Cuynac con su hechicería, convirtió a la princesa en mariposa y él se convirtió en piedra para no ser atacados por el monstruo.
La princesa se valió de su nuevo estado para ir a la selva a buscar ayuda, consiguiendo vencer al monstruo.
La princesa logró retornar a su estado normal, pero Cuynac no pudo. Nunash, la princesa buscó al príncipe, y cansada de hacerlo se sentó en una piedra sin darse cuenta que ya había encontrado a su amado. Mientras ella dormía escuchó la voz del príncipe que le decía: “Amada ya no me busques los dioses han complacido mi deseo ahora soy solo una piedra destinada a permanecer en este estado para siempre, si tú me quieres todavía permanece a mi lado toda la vida en este cerro, y que en las noches de luna se note ante la mirada de la gente como mujer dormida” la princesa aceptó la propuesta de su amado y quedó convertida en piedra, lo que hoy es la figura de la bella durmiente.
El chullachaqui
La selva encierra un mundo de misterio en la profundidad de los boques.
Para los habitantes de la selva no hay secretos ocultos, además de existir variedades de animales salvajes y gran cantidad de especies de fauna, también hay mitos y leyendas de seres mitológicos y fatídicos.
Según la leyenda dice que el Chullachaqui se convierte en persona para engañar a su víctima y hacerla perder en la espesa selva.
Relatan que un día a horas de la tarde un vecino del lugar llamado Juan Nicolás, después de haber bebido masato fue a la chacra para ayudar a su padre quien se encontraba trabajando.
Yendo por la selva se encontró con una persona, quien él pensaba que era su padre, y este supuesto padre le dijo: “he venido a esperarte! Vamos a la chacra”, Juan un poco sorprendido fue tras él sin decir una sola palabra. Iban por un camino ancho pero a medida que avanzaban el camino se hacía mas angosto.
En este trayecto se detuvieron y este le dijo: “hasta aquí te he acompañado tú te quedas y yo me voy” y despareció del lugar riendo burlonamente.
Juan Nicolás se dio cuenta que se encontraba perdido en un enorme bosque y no sabía cómo regresar, por más que buscó el camino a casa no lo encontró.
Desesperado empezó a caminar y pidiendo ayuda a gritos para que alguien le oyese y le pudieran ayudar.
Al darse cuenta sus familiares que Juan no se encontraba en su casa ni en la chacra, salieron a buscarlo inmediatamente. Después de cuatro días de búsqueda lo encontraron, pero Juan Nicolás había perdido la razón, en su casa comenzaron a curarlo sin conseguir mejoría.
Entonces decidieron llevarlo a un curandero. Conjuntamente con el sacristán, el cantor de la iglesia y sus familiares se fueron al lugar a donde lo habían encontrado, prendiendo velas y llamando a su espíritu regresaban a la casa sin mirar hacia tras.
Cuando llegaron encontraron a Juan Nicolás profundamente dormido y comenzaron a llamarle.
Después de un largo rato y un profundo suspiro Juan Nicolás despertó completamente sano y salvo del hechizo del Chullachaqui.
El tunchi es el espíritu que sale en las noches ya sea en las chacras, en los caminos o en las calles. Se dice que este sale cuando alguien se va a morir o es un alma en pena.